FESTEJO DE FIN DE AÑO

Por Lidia Poggio

A nuestra amada jefa se le ocurrió hacer una  fiesta de fin de año  en un club barrial, y reunir a todos sus ex alumnos . Ella no tuvo en cuenta que hoy en día los viejos  se resisten a morirse y como consecuencia tuvimos un aluvión de octogenarios, nonagenarios y algún centenario haciendo cola en la puerta del club.

Como era previsible (soy la única octogenaria), me encargaron atender la mesa de los de la 3ra cuarta y quinta edad. Esta  consistía en un malón de viejas pintarrajeadas, luciendo brillos y chales del baúl de los recuerdos, y 5 viejos con achaques varios. Pensé que iba a ser una tarea sencilla, nada más lejos de la realidad. La mitad tenía Parkinson y desparramaban vino por doquier y todos eran sordos y hablaban a los gritos. Todos tenían escasa visión así que cada vez que entraba alguien con sombrero negro gritaban Wargon Wargon y agitaban papelitos y biromes pidiendo autógrafos.

Tuve que llamar a  emergencia  para desincrustar una dentadura confundida con una pata de pollo .También tuve que llamar a seguridad ante los gritos de una anciana con peluca rubia que gritaba que el vecino de asiento le estaba frotando los pezones. El anciano alegó que tenía Parkinson y le estaba limpiando las migas de la servilleta… yo no le creí y   lo cambiamos de asiento en medio de una madre superiora y la única centenaria del grupo.

 Entre mis preocupaciones estaba  evitar cualquier situación jocosa pues TODES se hacían pis al reír y tenía que venir un mozo a pasar el trapo. Cada vez que alguien quería ir al baño había movilización masiva de bastones, andadores y  sillas de ruedas. Con alivio llego el postre que era flan y garantizaba que nadie se iba a atragantar con la dentadura. Cuando los mozos se acercan a retirar los platos hubo un silencio inusual acompañado de carteras que se abrían y cerraban,  sospechosos crujidos de bolsitas de nylon. No quedo un solo cubierto en la mesa. ¿Porque los viejos tienen la manía de llevarse los cubiertos? YO  los colecciono, no los robo.

Las cosas se complicaron cuando Wargon sale a bailar el vals con el organizador de la fiesta, un morochon  sudoroso . Todos los viejos se excitaron y querían salir a la pista de baile. Los viejos, que se movían como si tuvieran bolas de elefante, hacían cola para bailar con Cris. Las viejas se abalanzaron sobre nuestros valores  masculinos .Tuvimos que volver a llamar a emergencias  cuando una dulce ancianita  con evidente Parkinson  ( supongo) trato de limpiarle una manchita de empanada en las zonas pudendas de nuestro compañero Pablo, que sufrió un ataque de pánico y le tuvimos que dar unos forros para inflar a falta de bolsas de papel.

Los viejos seguían  sacudiéndose al ritmo de la música, rojos,  agitados y yo estaba preocupada, no sabía si querían agua, querían coger o se estaban muriendo.

En la mesa solo quedaron sentados  y en silencio los que  ya estaban muertos pero aún no lo sabían.